sábado, 30 de octubre de 2010

Miguel Hernández, poeta (1910-1942)



Recupero este post que publiqué en http://nicolasaquidman.tumblr.com hace unos meses, para participar en la celebración 2.0 del centenario del nacimiento de Miguel:

Miguel Hernández, poeta (1910-1942)

Miguel estuvo pocos años entre nosotros, 31, de los cuáles paso los últimos en la cárcel. Tuvo un hijo al que apenas conoció. Y cultivó mariposas.

Su poesía es sin duda el deseo de volar por encima de las limitaciones no elegidas: la cultura, la educación, la posición. El vuelo de Miguel me deja boquiabierta cada vez que releo cualquiera de sus versos: por suerte para nosotros, Miguel aprendió a volar porque era lo que quería, y nos dejó el planeta lleno de amor y lágrimas de rabia con su batir de alas.

Miguel fue una mariposa atrapada entre barrotes por el fascismo, la ingnorancia, la estupidez, la guerra. Y pese a todo, su vuelo desde la cárcel fue posible gracias a Josefina, su compañera, que nos trajo su poesía alada al otro lado de los muros de la cárcel.

Miguel es aún la mariposa enorme que quiere transportar entre sus alas el grito de los hombres y mujeres encadenados. No importa lo que negocien su familia, su pueblo o su país. Sus mariposas son nuestras, desde el día en que las lanzó al vuelo.

Su biografía en wikipedia

Mucha de su obra aquí

Una pequeña muestra de su impactante sencillez:

Mis ojos, sin tus ojos, no son ojos,
que son dos hormigueros solitarios,
y son mis manos sin las tuyas varios
intratables espinos a manojos..

No me encuentro los labios sin tus rojos,
que me llenan de dulces campanarios,
sin ti mis pensamientos son calvarios
criando nardos y agostando hinojos.

No sé qué es de mi oreja sin tu acento,
ni hacia qué polo yerro sin tu estrella,
y mi voz sin tu trato se afemina.

Los olores persigo de tu viento
y la olvidada imagen de tu huella,
que en ti principia, amor, y en mí termina.

(la foto es de aquí http://www.flickr.com/photos/lupusphotos/)

viernes, 22 de octubre de 2010

La parábola del ticket de la O.T.A. (u O.R.A.)


Qué sucia es alguna gente, que tira papeles al suelo… Vaya, es un ticket de la O.T.A, pisado, del revés, hmmmm. A la velocidad de la luz, más o menos, lo recojo, pensando que si es del anterior coche, tal vez le queden unos minutillos… justo los que yo necesito para comprar en la librería de enfrente. ¡Oooops! Qué sorpresa, el ticket es de hoy, y acaba dentro de un cuarto de hora.

(Seguro que tenéis muchas anécdotas en las que algo objetivamente malo puede transformarse en un golpe de suerte con un mínimo esfuerzo esperanzado. ¿Os animáis a escribirlas en los comentarios?)

sábado, 16 de octubre de 2010

LA VIDA SIGUE

Se casó joven, porque no quería estudiar y estaba enamorada. Tuvo un hijo, y pensó que eso la salvaría del desprecio. De los empujones verbales y físicos. Estaba enamorada pero no se quería a sí misma. Y es verdad, su hijo la salvó: no quiso correr el riesgo de que su hijo fuera también empujado, así que se marchó.

Encontró un hombre bueno, que la quería. Que quería también a su hijo. Y reseteó su vida. Tuvo otro hijo. Y en un hogar lleno de amor y de esperanza, llegó el cáncer de visita, y se llevo sus mamas. Y un poco de su fortaleza también. Sus hijos fueron creciendo, simpáticos, sanos, cariñosos, pero ella dejó de quererse de nuevo. Esta vez, las heridas se las inflingió ella misma: no quería comer, no podía comer. Y fue perdiendo presencia en este mundo (peso, en palabras prosaicas) hasta que tuvieron que ingresarla para alimentarla artificialmente.

Después volvió a su vida, cuando quiso, con ayuda… pero el anclaje era poco firme, y a los pocos años regresó al hospital, con 20 kilos menos de los que pesaba cuando salió de él.

Y sus hijos seguían creciendo, con la mirada triste y una sonrisa.

Volvió a casa, un par de meses después. Ganaba peso de nuevo. Y fue mejorando durante tres años. Incluso buscó un trabajo, porque pensó que la ayudaría a tenerse en consideración… y lejos de eso, sufría pensando que dejaba a sus hijos abandonados…

Ayer me dieron la noticia: mi amiga está ingresada en un hospital psiquiátrico. No puedo dejar de pensar en el infierno en el que ha vivido tantos años, en el infierno en el que está viviendo ahora, y en el que probablemente viven sus hijos y su pareja. Sobre todo, no puedo dejar de pensar en sus hijos, aún niños, y en cómo tenderles la mano para que su vida no se pare aquí y ahora…

Porque su vida sigue, ¿verdad? ¿Y la de ella?


lunes, 11 de octubre de 2010

ESCUELA Y CONCILIACIÓN (I)



Miguel, en su blog Desde la azotea abrió ayer un debate que levanta pasiones entre los distintos actores de la educación: la existencia de servicios "extraescolares" que prolongan la jornada de los niños y las niñas, llegando a situaciones que desde su punto de vista (y el de muchas otras personas) son muy inconvenientes, e incluso perjudiciales para ellos y ellas.

En los comentarios se aportan matices y cuestiones que enriquecen el análisis de estas situaciones, incluidas algunas experiencias personales, además de las opiniones de varios profesionales. Mi contribución apostaba por dos líneas de ataque: la intervención de los servicios sociales, en un concepto ampliado de ESCUELA y la necesidad de enfocar el problema como social para implementar soluciones lo más cerca posible del epicentro.

Me gustaría mejorar y profundizar un poco más mi aportación al debate sobre escuela y conciliación, porque algunos aspectos del mismo me parecen muy relevantes y creo que están poco desarrollados.

(La introducción de los párrafos anteriores la escribo varias horas más tarde porque alguien próximo me dice que no se entiende nada si no estás en el ajo)

El juicio moral que nos merece la reacción de las personas a una situación adversa es una cosa, y las soluciones paliativas deben ser independientes, son otra cosa. Por poner un ejemplo: tal vez la crisis de los años 90 no nos llevo a arrojarnos en brazos del caballo, y nos puede parecer que las personas que lo abrazaron debían de haber reaccionado de otra manera ante sus problemas (paro, falta de formación y de oportunidades, falta de lugares donde disfrutar de su ocio), pero no por ello se suprimen los programas de metadona. NADIE pensó que la manera de acabar con el consumo de heroína pasaba por suprimir estos programas, que ayudaban a que los adictos (enfermos) estuvieran más controlados, en cuanto a su salud (siempre precaria): su alimentación, su higiene, etc.

Podemos preguntarnos qué es lo que ha acabado con un consumo visible de la heroína, y yo apostaría (no tengo pruebas ni documentación) por que uno de los factores esenciales es la educación sanitaria de la población en general, y de los niños y jóvenes en particular, sobre el consumo de drogas y la transmisión del SIDA y otras enfermedades.

Resumiendo lo anterior: dar la espalda a un problema, negar su existencia, y no proponer “cuidados paliativos” no ayuda a resolverlo.

El problema, como se apunta en varios comentarios del post de @miguel__rosa , no es el hecho de que algunas familias concretas dejen a sus hijas e hijos demasiado tiempo en actividades no familiares o extraescolares: el problema es PORQUÉ hacen esto. Y es un error pensar que lo hacen porque les está permitido. Desde mi punto de vista, lo que están haciendo es CONSECUENCIA, y no CAUSA, del problema.

Para conseguir maternidades y paternidades felices y responsables, es necesario educar en esa línea. Añado felices porque “responsable” es también aquel o aquella progenitora que trabaja todo lo posible para que a sus hijos e hijas “no les falte de nada”. Esta persona, desde nuestro punto de vista, tal vez ha equivocado sus prioridades de acuerdo con nuestra escala de valores (que no con la que la sociedad del consumo promueve). Pero está siendo responsable. E infeliz.

Su escala de valores ha entrado en conflicto con la de algunos de nosotros y nosotras. Y esto se resuelve educando: mostrando, transmitiendo otros modelos de paternidad-maternidad, de relación familiar, de hombres y mujeres de éxito.

Me váis a permitir que aluda a la utopía de la escuela extendida: cuantas más horas necesiten la escuela estos padres y madres, más podremos hacer para que tengan la oportunidad de entender otras maneras de ejercer su maternidad y paternidad, y ¿porqué no? su ciudadanía.

De quién es la responsabilidad, quién tiene que pagar u organizar, y dónde debe proporcionarse este servicio… eso es harina de otro costal. Yo, personalmente, creo que la escuela es un buen lugar, por muchos motivos. No creo que deba recaer todo ello sobre los hombros de las maestras y maestros (personalmente, echo en falta a los servicios sociales), pero esto (que es otro problema) no debería eclipsar nuestro juicio.

PD. Dejo para la segunda parte la cuestión de los horarios, porque creo que merece de un análisis por separado.

(La foto es mía)

sábado, 9 de octubre de 2010

APRENDER A CONVIVIR


Ayer regresó mi hija del instituto, contenta porque va a participar en el Torneo de Debate de Bachillerato

De forma muy resumida, es una competición en la que:

- se participa por equipos

- cada miembro del equipo tiene un papel definido y rotatorio (capitanear, investigar y defender oralmente los argumentos del grupo)

- el tema suele ser de actualidad, y viene dado por la organización

- la postura a defender (a favor o en contra) NO se elige: se sortea 30 minutos antes del comienzo del debate

Aunque en el precioso y creativo post de @senovilla_jfs, el autor aborda el problema de la CONVIVENCIA desde el punto de vista emocional, importantísimo y en los cimientos de la solución, me gustaría enfocar mi post desde un ángulo diferente: el de las competencias básicas.

Viendo la escueta lista de reglas básicas del Torneo, pienso en el proceso que debe seguir cada equipo para prepararse:

  1. Antes de conocer el tema, deberán comprender las normas del Torneo, establecer un método de trabajo, analizar en que consiste cada uno de los roles… sobre esto ya empezará a haber diferentes opiniones, que deberán aceptar, porque necesariamente tendrán que trabajar juntos para conseguir un mismo objetivo. Sin duda estamos trabajando las competencias básicas. Y vamos aprendiendo a convivir.
  2. Cuando conozcan el tema a debatir, se producirá, seguro, un primer intercambio de opiniones, que no serán necesariamente iguales. Tendrán que profundizar en el conocimiento del mismo, buscando y analizando información, contrastando fuentes, organizando argumentos a favor y en contra… Su comprensión del problema planteado será ENORME, por no decir completa, y abarcará no solo el concepto o idea original, sino gran parte de las consecuencias, positivas y negativas que otras personas, expertos, organizaciones, etc. han valorado. Y a partir de su análisis de toda esta información, tanto objetiva como subjetiva, aparecerán sus propias reflexiones, su propia generación de conocimiento. Seguimos adquiriendo competencias básicas. Y estamos mejorando nuestra capacidad de convivir.
  3. Tendrán que comunicarse los resultados de su trabajo de investigación y reflexión, transmitirse las ideas recogidas y elaboradas durante el proceso, comprender la información que reciben, y encontrar la manera de distanciarse emocionalmente de los argumentos para proporcionar los distintos puntos de vista sin ofender, y aceptar sin ofenderse aquellos que vengan del resto… A estas alturas somos muy competentes, en competencias básicas, y en otras no tan básicas. Y estamos a punto de poder convivir sin problemas…
  4. Por fin, sabrán qué postura deben defender como equipo. Y para ganar, deberán hacer suyos los discursos más sólidos y convincentes, los argumentos más elaborados, tanto si están de acuerdo como si no lo están. Entenderán los entresijos del pensamiento contrario y propio, tanto como para ser capaces de volcarse enardecidamente a la defensa de algo que, posiblemente, contradice sus más íntimas convicciones. En este momento, somos seres humanos competentes, y la convivencia pacífica y empática está entre los valores más altos de nuestra escala.


Tal vez me equivoco, pero creo que es algo insólito que una persona aprenda a reflexionar por si sola sobre material externo, y no solo “interno” (sus propias ideas y preconceptos), y aún más raro que aprenda a reflexionar “en equipo”. La práctica del debate como ejercicio me parece extremadamente provechosa para el desarrollo de las competencias básicas en todos los niveles de enseñanza, en todos los ámbitos del conocimiento.

Mi reflexión sobre la convivencia, aunque impuntual, es de gran alcance: a convivir no sólo se aprende conviviendo, sino “metaconviviendo”: desarrollando desde edades tempranas actividades que faciliten y promuevan la reflexión sobre las diferencias, practicando las actitudes necesarias para que nuestro respeto hacia estas diferencias sea real y visible por los demás.

La capacidad de reflexionar, en mayor o menor profundidad, sobre cualquier hecho de nuestra vida, puede adquirirse a través de la práctica. Cuando pensamos acerca de una cuestión, tratando de tomar una decisión bien fundada para posicionarnos o para actuar, necesitamos investigar, leer sobre las distintas posturas que adoptan otras personas, analizar los argumentos que esgrimen… En este recorrido por el conocimiento y la opinión ajenos, encontramos explicaciones que se ajustan a nuestro modo de entender la vida, de vivirla, y otras que nos parecen insostenibles, cínicas, o simplemente no aceptables desde nuestro código ético. Pero hemos realizado ese viaje, y todo lo que hemos recogido nos sirve para confirmar, cada vez, que existen personas a nuestro alrededor que VIVEN, SIENTEN y PIENSAN de manera DIFERENTE a la nuestra.

Podemos optar por dar la espalda a esta realidad, considerar que es una desventaja de la sociedad actual que queremos evitar construyendo muros a nuestro alrededor.

O podemos aceptar el desafío de crecer continuamente como personas, a través del ejercicio persistente de nuestro libre albedrío, reflexivo e informado, y hacer que nuestra sociedad crezca con nosotras y nosotros, para convertirla en el marco en el que TODOS y TODAS queremos (con)vivir.

(la foto es de Juan F. Morillo, disponible en el Banco de Imágenes del ITE)