Algunas ya sabéis que vivo en un pueblo-dormitorio (aunque es algo más que eso, la verdad) En el hay un colegio público comarcal, pequeño (2 líneas) pero apañado, y un centro concertado con algunos miles de estudiantes desde 2 hasta 18 años, de los cuales muchos vienen desde Pamplona Downtown.
El pueblo en tenía en 2011 algo más de 7000 habitantes, que como comprenderéis, no caben en el colegio público. La mayor parte de los niños y niñas en edad escolar acuden a centros concertados de la capital, y algunos a centros públicos en euskera.
Dicho lo cual, os pregunto: ¿cómo pueden sobrevivir tres (3, TRES) academias de apoyo escolar en un pueblo así?
Una de ellas es claramente irregular, pero la persona que la lleva (creo que ella sola) no da abasto: entran y salen chicas y chicos todo el día, sin parar. A esta, lo sé de buena tinta, va alumnado de la pública y de la concertada, sobre todo de los últimos cursos de la ESO y Bachiller.
Otra, abrió el curso pasado, y para este curso se ha trasladado a un local mayor (muchísimo mayor, en realidad). En su publicidad, ofrecen entre otras cosas, aula de tarea (para resto de España, deberes) para niñas y niños desde… PRIMERO DE PRIMARIA.
Por último, en el local que dejó libre la anterior, se ha abierto para este curso la tercera.
La oferta en los tres casos es mayoritariamente de matemáticas. También se aventuran clases de inglés, y de física y química.
Yo no salgo de mi asombro, y de verdad que no sé a qué estamos jugando… Pero lo que está pasando, al menos en esta ciudad, tiene un nombre: ESTAFA.