lunes, 19 de diciembre de 2011

MEDIR PARA SABER, SABER PARA SER LIBRE.



Imágen: http://www.flickr.com/photos/40645538@N00/4564378252

Ayer leía sobre datos, en particular sobre la publicación de los resultados de las pruebas "diagnósticas" en la Comunidad de Madrid; y hoy vuelvo a leer sobre datos en su versión americana, en el Washington Post, sobre cómo los niños y niñas que tienen que hacer tests desde bien pequeños no están aprendiendo lo que deben. Y no me gusta lo que leo.

Yo soy una mujer educada en el calor de un hogar, y en el valor de la medida como herramienta de conocimiento. Escribo, leo, fotografío y canto, con pasión, pero si quiero manifestar algo sobre lo que me parece el mundo que me rodea, tiendo a ponerle la etiqueta de "hipótesis no contrastada", o "teoría basada en mi percepción subjetiva de los hechos", porque no tengo DATOS OBJETIVOS suficientes para formar un modelo que explique los hechos, y que sirva para predecir lo que ocurrirá. Creo en los DATOS, y no creo en las interpretaciones interesadas de los mismos. Por eso me gustaría decir, desde mi percepción subjetiva de la realidad, que:

1. Es muy importante que existan datos. Los datos reflejan una realidad. Medible. Dependiendo de lo que queramos medir, debemos obtener los datos de una u otra manera, extraer unos datos u otros. Que se hagan las preguntas erróneas, que los datos obtenidos no sean los buenos NO QUIERE DECIR QUE RECOGER DATOS SEA UNA FORMA ERRÓNEA DE OBTENER INFORMACIÓN, quiere decir que hay que afinar las preguntas, ajustarlas a lo que de verdad queremos saber, y no tolerar que se haga una lectura MERCENARIA de los datos.

2. La Administración Pública debe ser transparente a la Sociedad. Y las escuelas también. A la sociedad, a las familias. Todos debemos saber qué pasa en nuestras escuelas. Si eso hace que las ratas abandonen los barcos que se hunden, la solución no es dejar de medir. Medir sirve para mejorar. Aunque haya sinvergüenzas que utilicen los resultados para desviar los fondos de las escuelas públicas a las concertadas o privadas. PERO ESO NO QUIERE DECIR QUE NO DEBAMOS SABER. TODOS TENEMOS DERECHO A SABER, y no solo sobre la escuela. No caigamos en la trampa.

3. En este artículo http://www.washingtonpost.com/blogs/answer-sheet/post/i-am-a-bad-teacher/2011/04/20/AFEVNOLE_blog.html?tid=sm_btn_tw, que es el que me ha empujado a escribir esto, el autor, maestro, se hace algunas preguntas sobre su papel, se pregunta si es o no un bune maestro. Esto es fantástico, y demuestra que, probablemente, lo es. Pero también infiere que los niños y niñas dejan de aprender cosas importantes para aprender cómo se pasan pruebas diagnósticas (se refiere, particularmente, a estrategias para optimizar los resultados en un test en función de la forma en que va a ser calificado). Pero esto no sirve, es falsear el sistema. Si de verdad queremos saber lo que ocurre, no hay derecho que preparemos a los niños y niñas para que pasen una evaluación - porque lo que estamos haciendo es esconder si el maestro o maestra han ayudado a aprender, o si el cole ha cumplido. Eso es lo que pervierte: queremos que el alumnado HAGA BIEN LOS TESTS para que parezca que todos hemos hecho bien nuestro trabajo, y eso es un ERROR, y una FARSA. Nuestro objetivo debe seguir siendo que las niñas y niños aprendan, y deberíamos desear que exista un instrumento que nos permita conocer si realmente lo han hecho, a través de una evaluación de terceros. Y deberíamos estar ansiosos por tener la información de cómo ha ido cada año para nuestra escuela, a la que llevamos a nuestras hijas e hijos, o en la que enseñamos, las escuelas de nuestro barrio, las de toda la ciudad. Porque saber lo que estamos haciendo mal es la única forma de hacerlo bien. Si jugamos a hacer la trampa de enseñar a nuestras niñas y niños la mejor forma de pasar por el ojo de la aguja, somos nosotras, nosotros quienes estamos limitando su aprendizaje a lo que cabe por ese ojo.

4. Utilizar los datos para gestionar y para mejorar… no es lo mismo que utilizar los datos para penalizar. Pero EXISTEN realidades que saldrían a la luz, y que permaneciendo ocultas están haciendo un daño enorme a todo el sistema educativo. A toda la sociedad. ¿De qué tenemos miedo?

Me gustaría poner un ejemplo. Ya he dicho en algunos de mis posts anteriores que el equipo directivo de la escuela a la que va mi hijo este año está preocupado por lo que se conoce como el "achievement gap" que es la diferencia entre el promedio obtenido en los test de matemáticas y lectura/escritura por el alumnado blanco, de clase media, y el alumnado negro, hispano, etc., de bajos ingresos. Para eso sirven los datos. Para saber que, objetivamente, hay un problema que resolver, y que no termina de resolverse con las medidas que estamos adoptando. Que hay que probar más cosas, o con más intensidad. Pero la conclusión no ha sido"debemos ayudar más a los niños de bajos ingresos para que pasen las pruebas" sino "necesitamos implicar a sus familias, y a otras familias para que les presten apoyo en aquellas áreas en las que cada uno tiene más dificultades".

Un sistema de evaluación de resultados en base a pruebas no es lo mismo que un sistema de enseñanza basado en que el alumnado pase pruebas (y, por cierto, ¿no es esto lo que tenemos, solo que las pruebas las ponemos nosotros mismos?).

Si los resultados, acompañados de las subsiguientes medidas, y correspondientes mejoras, dan lugar a un recorte de los fondos públicos que se le otorgan al centro, EL PROBLEMA NO ESTÁ EN LOS DATOS, ESTÁ EN LA POLÍTICA, y los datos no son más que una excusa.

Entiendo que la tensión entre la escuela pública, que se hace cargo en sus centros de la educación de todos aquellos que quieran ir, y la concertada, que - de manera generalizada - ya se organiza para seleccionar a su alumnado, se verá acentuada por los resultados de unas pruebas diagnósticas que no tienen como objetivo ser una herramienta de mejora. Pero el problema NO SON LAS PRUEBAS.

El gobierno de Esperanza Aguirre, y posiblemente otros gobiernos, diseñarán y utilizarán las pruebas diagnósticas como les parezca, como convenga a sus intereses: seguramente, mal, y con objetivos bastardos. Pero eso no invalida el hecho de que para saber, para conocer la realidad, hay que medirla y evaluarla.


23 comentarios:

  1. Chapeau, pero del bueno. Es zaxtamente como lo dices. Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Así como dices, preparando cómo pasar un examen concreto, es como todos nos hemos sacado el carnet de conducir -el de moto era un caso flagrante- y luego, con la práctica, hemos aprendido a conducir.

    Supongo que si se quiere medir algo y que los datos recogidos para ello sean homogéneos y comparables, hay que hacer pasar el mismo test a todos. Pero entonces eso puede ser un incentivo para preparar ese test, con lo que el sistema ya no mide lo que tiene que medir.

    Es como el principio de incertidumbre de Heisemberg, en el que por el hecho de realizar la medida, el observador modifica el sistema cuyos datos pretende medir.

    No me hagas mucho caso. No sé nada de sistemas educativos y sencillamente tu texto me ha traído a la cabeza esas dos cosas: mi examen de conducir motos y al Sr. Indeterminado.

    Un beso con ida de olla. :)

    ResponderEliminar
  3. Yo trabajo en la escuela y enseñé a mis hijos dos cosas: Una, todo lo interesante que puedo encontrar y dos, a engañar al sistema.
    De momento, funciona. Y si yo tengo un título y una oposición es que el sistema de medidas falla, porque yo no sé hacer la o con un canuto, y cuando aprobé, ni te cuento...
    Medírsela tiene el problema de que siempre vas a encontrar a alguien que la tenga más grande que tú, y eso frustra mucho. Pero sí, la perversión del sistema educativo, familiar, social y religioso que hemos montado y que alimentamos entre todos cada mañana, funciona así.
    Yo estoy en él y también lo alimento, pero al menos ya soy consciente de lo que hago, y me ocupo de mi cachito de porción, que es lo único que está en mi mano ;S
    Qué bien escrito el post, perla... está tan clarito que casi me pongo a favor del metro, jajajaja

    ResponderEliminar
  4. Te recomiendo el primer capítulo del libro Freakonomics de Steven Levitt titulado "Qué tienen en común los maestros de escuela y los luchadores de sumo".

    Un saludo

    ResponderEliminar
  5. América, Estados Unidos es diferente y te lo escribo porque pasé dos años midiendo y siendo medido hasta la saciedad en el Hounsto School District al principio del siglo con todo el fragor de la TEA, la agencia tejana más y mejor pertrechada para evaluar del mundo. TASS, TASKS, STANFORD, etc, etc, etc.

    Comencé a aficionarme con las medidas al servicio de la mejora. En la escuelas urbanas de Houston, donde negros e hispanos respartían el pastel de la deprivación, de la miseria cultural y educativa, se pusieron las pilas y sucesivos superintendentes decidicieron darla la vuelta a la tortilla y mejorar el sistema con la medida. Lo intentaron con su mejor voluntad y recursos y creo que lo han ido logrando. A los malos maestros y maestras se unía la dificultad de mantener a los buenos: mal pagados huían a mejores posiciones. Hay un libro de aquella época "Fighting to save our urban schools.. and winning!
    Lessons from Houston" que refleja el proceso y la segregación oculta de una sistema sin medida inicial y la necesidad de fuertes políticas de rendición de cuentas, llegado hasta el abuso de las medidas a través de test estandarizados. Y otra cosa, enseñar para el text, como se decía, no era el mejor camino para obtener los mejores resultados. Sólo los conseguían aquellos profesionales eficaces y comprometidos, bien formados, evaluados y presionados ligeramente con la necesidad de dar la cara.

    Creo que tengo un post sobre el tema en http://www.oneup.wordpress. com

    Me gusta la temática y te anima a seguirla y comentar cómo estás las cosas ahora por ahí. Gracias.

    ResponderEliminar
  6. El artículo está espléndido, es verdad. Aplicado al colegio al que va tu niño, no cabe duda de que tu argumentación se defiende por sí sola, ya que parece ser que realmente pretenden superar los problemas.
    Ahora bien, ¿qué debe hacer un profesor que sea consciente de que los datos no se usarán con este objetivo?
    Como hipótesis no contrastada, yo sugiero que sería positivo establecer una complicidad entre los buenos profesores y los alumnos. Esta complicidad permitiría desvelarles las incoherencias o interpretaciones torcidas del sistema, en tanto este no cambie. Así, obtener datos verdaderos "para lavar los trapos sucios en casa", vale decir para mejorar nuestro aprendizaje y arrojar al mismo tiempo datos falsos al sistema que lo merezca. Los niños comprenderían la complejidad de nuestra estructura social y dispondrían de herramientas para enfrentarse a ella. Incluidas las herramientas para sobrellevar a los malos profesores que alguna vez tendrán.
    El problema, a mi juicio, desde el punto de vista de los niños, es que, ante las contradicciones insalvables entre unos que dicen y otros que hacen, descartan cualquier posibilidad de utilizar los resquicios para deslizarse con éxito hasta el lugar donde quisieran estar, y desechan la estructura globalmente.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  7. FE DE ERRATAS:
    Lamento tanta errata en el comentario, que el post no se merece porque es fantástico. Estaba usando el teclado Ipad y aunque no debería esgrimirlo como excusa, lo hago. Saludines de nuevo. HISD (Houston Independent School District) Enseñar para los tests, etc son algunas.

    ResponderEliminar
  8. Fernando, si tú estás de acuerdo conmigo en esto, es que algo de razón tengo. Abrazo para ti también.

    Orquídea, es muy interesante lo que dices del principio de incertidumbre. Aunque me temo que en este caso es una versión más sofisticada, es el hecho de que nos midan lo que nos hace reaccionar y seleccionar nuevas estrategias para el "éxito". Creo que hay que buscar la manera de mostrar que no se trata de "ganar" sino de mejorar. Y entonces, traemos el concepto de derivada a colación, y tal vez esto es lo que falta: medir la mejora, el compromiso con dar cada día un servicio (educativo, o del tipo que sea) de mejor calidad. Un beso.

    Lola, pensaba en tí mientras escribía, y en cómo algunas personas (muchas mujeres) recogen datos sin ser ni siquiera conscientes de ello, y actúan "de acuerdo con su intuición". Aprender a reflejar a través de "números" la realidad es uno de los mayores desafíos intelectuales que existen. Que aún no hayamos sido capaces de hacerlo no significa que no sea una buena meta. Creo que hay que trabajar en esa línea, en la de medir, en el sentido de "obtener información" tanto cuantitativa como cualitativa. Que sea difícil no es excusa para abandonar. Lo que veo complicado es evitar los daños colaterales de implementar un sistema que aún no controlamos...

    ResponderEliminar
  9. Pedro, gracias por la sugerencia. Trataré de hacerme con ello, y te cuento.

    Juan, desde luego que por aquí tienen bastante costumbre de medir y cuantificar, pero el sistema es tan absolutamente diferente que es un error tratar de importar solo una parte. Aquí si tu escuela tiene malos resultados, no eres libre para irte a otra si no te corresponde por domicilio, salvo que pagues, o salvo que haya plazas libres, que en todo caso se sortean. En esto son rigurosos. Por otra parte, aquí los tests tienen unas repercusiones personales muy importantes, desde bien temprano, porque afectan a la entrada en la universidad de tu elección de una manera arbitraria, no algorítmica como en España. Seguiré contando cosas, sí, porque me parece interesantísimo. Un abrazo, y disculpadas las erratas (yo también he hecho alguna).

    ResponderEliminar
  10. Gracias María. Leerte es repasar las cosas que sabes pero no tienes presente a cada momento.

    "Todos debemos saber qué pasa en nuestras escuelas". Unxs porque no están a lo que tienen que estar, y otrxs porque no quieren que se sepa que donde están es un sitio que huele mal y así nos va.

    Lo cierto es que hay muchxs que sí están en donde deben estar y muchxs que hacen de la escuela ese sitio en donde la cabeza te funciona a base de entender y entenderte en este mundo gracias a sus ganas de educar con mayúscula y no pendientes a la cuestión de pasar unas pruebas (aunque como dice Lola también). Y esos y esas son los que hacen escuela.

    Felicito y quiero que estxs grandes maestrxs, que siempre cuestionan y se cuestionan dentro del sistema, sean conocidos, visualizados y reconocidos por su labor.

    Creo que hace falta una recogida de datos externa porque si es el lobo el que recuenta a las ovejas nunca dirá las que faltan.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  11. Querido Animal, esa es la pregunta, exactamente. Y nosotros, ¿qué hacemos?
    Sin decirlo exactamente con tus palabras: ser honestos con quien importa; y quien importa es mi hija, mis hijos, mi alumnado. Decirles la verdad, y enseñarles lo que ocurre. Confiar en que entenderán y compartir con ellos que el mundo es un lugar maravilloso, y complejo. Y también pelear, en otras instancias, para conseguir que este esfuerzo de medir tenga sentido, que mida de verdad lo que queremos. Comparto gran parte de lo que dices (la parte de "engañar al sistema" la cambiaría por "transformar el sistema") sobre todo lo más importante que creo que se desprende de tu comentario: las niñas y los niños son personas capaces de juzgar el sistema en el que vivimos, y con derecho a saber. Prepararlos para la vida es ser honestos con ellos, mostrarles lo bueno y lo malo, lo vergonzoso, lo admirable, lo indigno, lo hermoso. Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  12. Gracias a ti, Salva, por tu comentario. No nos gustan muchos de los detalles de un sistema basado en datos, pero necesitamos saber lo que pasa. Y estoy contigo, hay que hacer visibles a los buenos maestros y maestras, equipos directivos, proyectos que funcionan... Un abrazo.

    ResponderEliminar
  13. De acuerdo con todo. La prueba más cercana de ello que tenemos es la Selectividad, que exige dos años de dedicación para superarla y convertir a los escasamente formados alumnos de ESO en magníficos "saltadores de exámenes". ¡Qué pena ver a tanta gente en Bachiller desperdiciando la posibilidad de aprender cosas interesantes porque tienen que preparar un perverso examen! Total, para que luego digan en la Universidad que los estudiantes llegan cada día peor preparados; a ver si se aclaran...

    ResponderEliminar
  14. Hola María.
    Efectivamente los datos, datos son y nada más, pero de ahí a decir que las pruebas de diagnóstico son buenas persé hay un abismo.
    Si quiero saber que que es lo que pasa en la escuela de mi hijo, NO QUIERO que sea a través de pruebas de dignóstico, QUIERO que sea mediante transparencia en el trabajo día a día, mediante dialogo y colaboración, en resumen mediante comunicación entre personas con un fin común, la educación de los niños.
    Creo que el modo de evaluar señala en gran medida nuestra forma de enseñar. Si la presión social por obtener unos buenos resultados en unas pruebas de diagnóstico que no inciden en las competencias sino en la memoria y en la repetición de contenidos nos lleva a cambiar nuestro forma de enseñar, el alumno saldrá perjudicado. Como bien dices, la culpa no es de los datos si no de como se extraen los datos y para qué sirven los datos. O sea, el problema está en como se hacen las pruebas y lo que se hace con los datos extraídos de ellas. Todo esto nos debería de hacer pensar si las pruebas tal y como están concebidas actualmente mejoran o empeoran el sistema educativo.
    En conclusión, para mi es muy sencillo: "que las pruebas de diagnóstico sirvan para DIAGNOSTICAR".
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  15. María, estamos en reflexiones convergentes, de la perversión del aprendizaje no dejo de hablar en mi blogcito... con tu post he pensado sobre la visibilidad de lo que sabemos/hacemos, el "achievement gap" representa un logro de comunidades, docentes e investigadores por visibilizar en una medida la realidad social, es resultado de una lucha política. ¿Cómo le hacemos para visibilizar que lxs estudiantes desperdician su vida en los test?
    en paralelo habría que escribir también sobre cómo los profes también perdemos oportunidades de aprender.
    muy buen post, y creamos en red ;))

    ResponderEliminar
  16. Toni, ciertamente, la Selectividad es el gran fiasco de nuestro sistema educativo. Pero la universidad, que le sigue, también lo es. Gracias por tu "navajazo", y un abrazo :D

    Aomatos, no tengo claro si las pruebas de diagnóstico actuales (en las CCAA del estado español) son buenas o malas para el sistema, más por cómo está el sistema que por cómo son las pruebas. Hay cosas que difícilmente pueden ir a peor... Lo que sí tengo claro es que esa otra transparencia de la que hablas es imprescindible, la que nos proporciona la comunicación entre personas. Pero creo que también es importante que tengamos visiones más globales, sobre todo los aquellas personas que no tienen otras vías de obtener información. Ya he contado en algún post anterior cómo las estadísticas de las escuelas de mis dos hijos varones decoraban las paredes durante todo el periodo de matrícula. Creo que eso también es necesario. Un abrazo, colega.

    ResponderEliminar
  17. Lur, creo que en la línea del post el tiempo que invierten los estudiantes en hacer tests, o mejor, contestar preguntas sobre lo que están aprendiendo, no es perder el tiempo, es su contribución a la mejora del sistema, siempre que las respuestas a esas preguntas sirvan realmente para diagnosticar el sistema y mejorarlo.

    Otra cosa es la pérdida de tiempo en exámenes para evaluar/sancionar su conocimiento sobre un tema. En eso no entré en el post. Evaluar si el alumnado es o no competente en las materias o áreas del currículo con fines "certificadores" es otra cosa diferente. No estoy segura de mi posición ideológica global respecto a esto, pero si debe certificarse el conocimiento, habrá que evaluarlo, y en ese sentido, creo que la idea que aportas en tu post de los mapas de aprendizaje es muy interesante, mucho más valiosa y cercana a un valor "de verdad" - en cualquier caso medirá un conocimiento más persistente que el de un test de respuesta múltiple. Seguramente exige también un nivel de madurez que lo limita a las etapas superiores (secundaria final y universitaria) pero tampoco tendríamos que certificar la educación básica, si fuéramos capaces de proporcionarla a todo el mundo...

    ¡Seguimos pensando juntos!

    ResponderEliminar
  18. Yo apoyo a Animal de fondo y al Omatos y su camisa. Quizá lo que me chirría sea ver "medir" y "libre" en el mismo renglón. Yo no lo veo.
    Y sí, yo les enseño a sortear no solo las trampas de las pruebas, sino otras más sutiles que están en la cocina de su casa.
    Y que Dios, si tiene un ratillo, me perdone. Porque tal como está el mundo, lo que yo hago es un pecado venial ;))
    La afición a la medida y a mirar fuera no me gusta, aunque yo también mire por si les puedo copiar algo que me guste, pero medir y comparar son antítesis de libertad. Por mu bien que lo hagas, vaya.

    ResponderEliminar
  19. María...

    De nuevo, nos "pones las pilas", con tu post...

    Coincido contigo totalmente en que hay que iluminar para conocer, en que hay que evaluar el sistema educativo, sin miedo, con valentía, y que nos digan lo que hacemos bien, y lo que tenemos que mejorar. Creo, además, que es un derecho de la ciudadanía (quien nos paga y da sentido a lo que hacemos). Durante un tiempo, me planteé mentalmente (desvaríos utópicos) crear una "plataforma de autorregulación", donde nosotros mismos nos evaluásemos y lo hiciéramos público.

    El problema, como siempre, es "cómo" y "quién". Y la palabra "medir", ni lo numérico, creo que se adapten bien a una realidad social como es la escuela. Los matices en esa realidad son tantos, tan diversos e inabarcables, que cualquier pretensión de objetividad creo que es un auténtico disparate...

    Pero eso no significa que no podamos hacer nada... no podremos obtener datos objetivos ni universales, ni extrapolables, pero si podemos COMPRENDER lo que sucede en la escuela, para MEJORAR. Sí podemos utilizar referentes internos (y algunos externos) para ver cómo está nuestra situación. Es decir, no se puede, creo, utilizar un número como referente absoluto de nada, pero sí tomar datos (más bien cualitativos, en mi opinión) que nos hagan avanzar.

    Hace 30 años, Habermas dió la puso patas arriba la pretendida "objetividad" de las ciencias sociales, y asegura que solo podemos pretender que sea "objetivo", lo que un grupo de personas considera como tal, es decir, que más bien se trata de "intersubjetividad" (¡toma palabro!)

    Y aterrizo un poco más... en evaluación educativa se utilizan tanto los datos cuantitativos como los cualitativos. Y existe una amplísima tradición (precisamente anglosajona y americana) de "evaluación democrática". No es algo nuevo. Viene haciéndose desde los años 70, en EEUU con Barry McDonald, John Stake y Helen Simons... En Gran Bretaña, con John Elliot, Saville Kushner, Stephen Kemmis... Se defiende, desde esta óptica, que cuanto más democrática es una evaluación (del sistema escolar, de cada aula y escuela concreta), mucho más nos ayuda a comprender y a mejorar... Se trataría entonces de preguntar a familias, a alumnado, a profesorado, a otras personas que trabajen, colaboren o tengan que ver con el centro... y si se quiere, también, coger los inevitables datos de éxito o fracaso escolar... y analizar conjuntamente qué hay que mejorar. Sin priorizar unas voces sobre otras, sin que nadie acapare el discurso, poniendo las cartas sobre la mesa.

    ¿Utópico? ¡Nooooo! En absoluto. Ya se ha hecho, en bastantes sitios. De hecho, cuando tú hablas de que para mejorar al alumnado se pide colaborar a las familias... eso no lo han pensado por el "8", o el "7" (en sí mismos, no dicen nada), sino porque saben (cualitativamente) que es mejor así.

    También, para tranquilizar las conciencias objetivistas (casi siempre con intereses ocultos, o no transparentes, o reintepretables desde mil puntos de vista, porque los números son así, en ciencias sociales, y en u ncontexto como el educativo), también se puede combinar lo cuantitativo y lo cualitativo.

    Poder, se puede... el caso es, como siempre, querer.

    Un fuerte abrazo desde el otro lado del charco.

    @luisutopia

    ResponderEliminar
  20. Buen tema el de las “mediciones” tras dedicar ayer más de 5 horas seguidas a la evaluación, (sin comer y tras otras 5 horas de clase).

    Normalmente los resultados numéricos de mis evaluaciones parten de 5. Hasta ahí les hago ver de dónde vienen esos puntos y como se puede llegar a completar el 10. Otrxs profes parten del 1 y del 2; supongo que por las mismas razones que yo. ¿Quién llega más lejos? Sin duda alguna mi alumnado. El inglés que enseño empieza a no estar entre las asignaturas odiadas e inabarcables y eso nos facilita mucho el camino a ambas partes. A partir de ahí la individualización de lo que enseño es mi meta. Qué cada uno y cada una llegue hasta donde pueda. No hay un solo límite por arriba y por supuesto las valoraciones numéricas sirven únicamente para mi, para que yo sepa donde debo seguir incidiendo y qué cosa podemos ya dar por aprendida.

    Cuando las “medidas” vengan de fuera y pretendan etiquetar a los centros educativos según lo que se paga por la matrícula, como pasa en Madrid, aliento el boycot y la desobediencia más firme; no ha de quedar ni un solo hueco en blanco. Que se nos vayan “cayendo” las respuestas por doquier como quien no quiere la cosa.

    Gracias María por compartirnos lo que ves de esa realidad. Te mereces un abrazo sobresaliente.

    ResponderEliminar
  21. No sé si llego tarde... :) Ante todo felicitarte por este artículo. Pienso que la evaluación es necesaria, por supuesto, pero no la universalización de la evaluación, el café para todos,midiendo con el mismo rasero a centros que tienen una trayectoria, generalmente por su entorno, muy diferente entre si.
    Las pruebas de evaluación de diagnóstico de Andalucía son las que miden "oficialmente" los avances de los alumnos de mi centro. Como tú sabes muy bien mi colegio es un colegio complejo, donde la diversidad es una realidad que nos "obliga" a trabajar mucho más allá de los contenidos: convivencia, inclusión, ... Aún así en los últimos años estamos subiendo en la PED , ¿por qué? Sencillamente por que el índice corrector de desigualdades, el llamado índice socio-económico y cultural (ISC) transforma los datos y nivela esas diferencias que se dan entre los centros.
    Desde mi punto de vista ese índice de corrección es una perversidad que "institucionaliza" que existan colegios buenos y colegios malos... sobretodo al priorizar los contenidos mucho antes que las habilidades, las emociones, etc.
    Me gustaría ser objetor de PED , pero por lo visto eso no se puede... ainsss .... Bueno nosotros seguiremos en nuestra lucha por defender la educación pública de todos y para todos , a pesar de los resultados que obtengamos y como los obtengamos.
    Un fuerte abrazo María

    ResponderEliminar
  22. Como siempre, entre todos y todas construimos y llegamos mucho más lejos que cada una por su cuenta. Gracias Lola, Yolanda, Miguel y Luis por vuestros comentarios.

    Luis, lo que has leído y lo que sabes, me quito el sombrero, y todos, qué corazón tan grande tenéis...

    Solo quiero hacer un matiz: medir no es lo mismo que medirse con otros, ni tampoco es medírsela. Eso son, de nuevo, utilizaciones inadecuadas de los datos. Como siempre, como en lo personal, lo interesante es medirse con una misma, ver hasta donde puede uno llegar, plantearse nuevos (o viejos) desafíos. Pero, en este caso, no tanto por uno mismo como por todos los demás.

    GRACIAS A TODOS Y TODAS LAS COMENTARISTAS DE ESTE POST POR DEDICAR SU ESFUERZO Y SU CARIÑO A LA MEJORA DE LA EDUCACIÓN DE NUESTROS NIÑOS Y NIÑAS.

    ResponderEliminar
  23. Por cierto, olvidé hacer referencia, respecto a los "test de evaluación" del alumnado americano, a este capítulo de libro, que cuenta cosas verdaderamente terribles:

    http://bit.ly/vdm9Mw

    Abrazísimos.
    @luisutopia

    ResponderEliminar