domingo, 15 de junio de 2008

El deseo, pero con minúsculas

Hoy me ha preguntado mi hijo pequeño: "¿Mamá, por qué los deseos que pides no se cumplen nunca?" Me ha costado un poco dar con la manera de explicarle lo que pienso de forma que lo entendiese, y creo que pese a todo, no lo ha entendido... "Los deseos se cumplen o no, pero los que se cumplen no se cumplen por que los pidas" Esta conversación me ha hecho recordar todo aquello de la buena y la mala suerte... sin tener ninguna duda acerca de su existencia (tan fuerte esta convicción como otras increencias que no son un secreto para nadie), decía, que aún creyendo en su existencia, creo también que su incidencia en nuestras vidas es a la vez escasa y contundente... Cómo nos gusta recostarnos en la inocencia y en la magia, en manos del destino universal, de los hados o la divinidad queda mi vida y todo aquello que acaezca me resulta ajeno, alejado de mi control, pobre yo, ser a merced de todo lo que está fuera de mí... La buena y la mala suerte existen, sin duda, a unos les toca la lotería (desde luego, a ninguno que no haya jugado), a otros les toca un cáncer, un accidente en carretera, cualquiera de estos sucesos es radical, cambia tu vida (si es que la puedes conservar un rato más)... Pero es más fácil construir escaloncitos para que la buena suerte se nos vaya arrimando que adivinar cuándo y cómo atacará la mala suerte si lo hace. Estos sucesos, horribles, pero aleatorios, son sucesos verdaderamente escasos. Lo verdaderamente dramático es la enorme cantidad de sucesos desgraciados e indeseables que nos ocurren cada día porque hemos dejado la puerta abierta al infortunio, le hemos extendido la alfombra roja, o porque no encontramos manera de interpretarlos en términos buena fortuna, o porque no nos sentimos capaces de darles la vuelta con una patada en el culo y yastá... y la cantidad de ocasiones magníficas que pasan por nuestro lado y cerramos los ojos, no vaya a ser que nos deslumbren con su radiante esplendor...

Hijo, no pidas deseos, y si hay algo que deseas con fuerza, abre bien los ojos, y pon tu fuerza a trabajar.

2 comentarios:

  1. Querida Nicolasa:
    Tienes toda la razón. A veces el azar nos da una alegría o nos abate con una tragedia, pero normalmente la buena suerte se tiene cuando se uno se la busca.
    Hay un libro que me gustó, que precisamente habla de ello. El título te lo diré delante de la siguiente caña que nos tomemos.
    Besos.

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  2. Vale, pero a ver si es pronto, que como todo el mundo sabe, el fin del mundo está próximo...(el día 6, como todos los años...)

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