martes, 26 de febrero de 2008

¡Pues vaya mierda...!

Los adolescentes están enfadados. El enfado es una característica de la adolescencia. Nunca me había preguntado por qué. Tal vez se dan cuenta de que el mundo es incambiable, y esto es difícil de tragar, haced memoria...

Cuando son niños viven ajenos a la miseria, el dolor, la injusticia, las desigualdades... Cuando empiezan a enterarse, les convencemos de que las cosas pueden ser de otra manera... (es cierto, podrían eventualmente ser diferentes, ¡cómo nos gustaría!) y poco a poco se dan cuenta, a través de las pequeñas miserias de cada día, de que ni está ni estará en su mano cambiar el mundo... Lo perciben con ese metabolismo dramático y maximalista que los levanta y los tumba diez, veinte veces al día... se sienten derrotados antes siquiera de empezar a pelear... ¿Cómo no van a estar enfadados? Hasta que, imperceptiblemente, van siendo sobornados por la madurez. Su silencio y sus ganas de combatir son reemplazados por la comodidad o las posibilidades que les ofrece la vida en la que se instalan... ya son adultos.

Aunque... no todos lo conseguimos ¿no?

2 comentarios:

  1. ¿Estás segura de que el mundo es tan inmutable? Es algo muy poco esperanzador pensar que nada de lo que hagamos va a tener repercusión en el mundo.

    Nuestra actitud ante la vida, nuestro optimismo o pesimismo, nuestras acciones tienen claras consecuencias en nuestro entorno, que al final es el "trozo" de mundo en el que podemos influir, así que yo sí que creo que el mundo puede cambiar.

    Quizá sólo se trate de una cuestión de dimensión, del alcance de nuestra influencia.

    Bueno, y ahora voy a seguir persiguiendo al conejo blanco. Un beso.

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  2. Vale, se acepta pulpo. Es una cuestión de dimensiones. Digamos que puedes calentar tu casa en un invierno muy frío, pero el efecto invernadero no lo puedes parar. De hecho, si lees el post Mochileros, esto es lo que sostengo: que hay que enseñarles a los adolescentes a actuar sobre todo aquello que pueda estar a su alcance...

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