lunes, 11 de octubre de 2010

ESCUELA Y CONCILIACIÓN (I)



Miguel, en su blog Desde la azotea abrió ayer un debate que levanta pasiones entre los distintos actores de la educación: la existencia de servicios "extraescolares" que prolongan la jornada de los niños y las niñas, llegando a situaciones que desde su punto de vista (y el de muchas otras personas) son muy inconvenientes, e incluso perjudiciales para ellos y ellas.

En los comentarios se aportan matices y cuestiones que enriquecen el análisis de estas situaciones, incluidas algunas experiencias personales, además de las opiniones de varios profesionales. Mi contribución apostaba por dos líneas de ataque: la intervención de los servicios sociales, en un concepto ampliado de ESCUELA y la necesidad de enfocar el problema como social para implementar soluciones lo más cerca posible del epicentro.

Me gustaría mejorar y profundizar un poco más mi aportación al debate sobre escuela y conciliación, porque algunos aspectos del mismo me parecen muy relevantes y creo que están poco desarrollados.

(La introducción de los párrafos anteriores la escribo varias horas más tarde porque alguien próximo me dice que no se entiende nada si no estás en el ajo)

El juicio moral que nos merece la reacción de las personas a una situación adversa es una cosa, y las soluciones paliativas deben ser independientes, son otra cosa. Por poner un ejemplo: tal vez la crisis de los años 90 no nos llevo a arrojarnos en brazos del caballo, y nos puede parecer que las personas que lo abrazaron debían de haber reaccionado de otra manera ante sus problemas (paro, falta de formación y de oportunidades, falta de lugares donde disfrutar de su ocio), pero no por ello se suprimen los programas de metadona. NADIE pensó que la manera de acabar con el consumo de heroína pasaba por suprimir estos programas, que ayudaban a que los adictos (enfermos) estuvieran más controlados, en cuanto a su salud (siempre precaria): su alimentación, su higiene, etc.

Podemos preguntarnos qué es lo que ha acabado con un consumo visible de la heroína, y yo apostaría (no tengo pruebas ni documentación) por que uno de los factores esenciales es la educación sanitaria de la población en general, y de los niños y jóvenes en particular, sobre el consumo de drogas y la transmisión del SIDA y otras enfermedades.

Resumiendo lo anterior: dar la espalda a un problema, negar su existencia, y no proponer “cuidados paliativos” no ayuda a resolverlo.

El problema, como se apunta en varios comentarios del post de @miguel__rosa , no es el hecho de que algunas familias concretas dejen a sus hijas e hijos demasiado tiempo en actividades no familiares o extraescolares: el problema es PORQUÉ hacen esto. Y es un error pensar que lo hacen porque les está permitido. Desde mi punto de vista, lo que están haciendo es CONSECUENCIA, y no CAUSA, del problema.

Para conseguir maternidades y paternidades felices y responsables, es necesario educar en esa línea. Añado felices porque “responsable” es también aquel o aquella progenitora que trabaja todo lo posible para que a sus hijos e hijas “no les falte de nada”. Esta persona, desde nuestro punto de vista, tal vez ha equivocado sus prioridades de acuerdo con nuestra escala de valores (que no con la que la sociedad del consumo promueve). Pero está siendo responsable. E infeliz.

Su escala de valores ha entrado en conflicto con la de algunos de nosotros y nosotras. Y esto se resuelve educando: mostrando, transmitiendo otros modelos de paternidad-maternidad, de relación familiar, de hombres y mujeres de éxito.

Me váis a permitir que aluda a la utopía de la escuela extendida: cuantas más horas necesiten la escuela estos padres y madres, más podremos hacer para que tengan la oportunidad de entender otras maneras de ejercer su maternidad y paternidad, y ¿porqué no? su ciudadanía.

De quién es la responsabilidad, quién tiene que pagar u organizar, y dónde debe proporcionarse este servicio… eso es harina de otro costal. Yo, personalmente, creo que la escuela es un buen lugar, por muchos motivos. No creo que deba recaer todo ello sobre los hombros de las maestras y maestros (personalmente, echo en falta a los servicios sociales), pero esto (que es otro problema) no debería eclipsar nuestro juicio.

PD. Dejo para la segunda parte la cuestión de los horarios, porque creo que merece de un análisis por separado.

(La foto es mía)

1 comentario:

  1. cierto todo lo que dices, estamos viviendo las consecuencias de un sistema de trabajo que hace imposible que las famiias (padres y madres) tengan un mínimo de tiempo para ""educar"" a los hijos y , a la vez disfrutar con ellos. Me parece muy interesante esta presentación http://www.gizartelan.ejgv.euskadi.net/r45-continns/es/contenidos/informacion/org_actos_jornadas_seminarios/es_organiza/adjuntos/10.05.19_Presentaci%C3%B3n_Foro_NARO.pdf

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